jueves, 31 de enero de 2008

¿Me permite esta pieza señorita?


Hay que verlos. Están en todas partes. Se mueven como androides que luego del boliche invaden playas, plazas, casas, bares u otros boliches. Saltan repetidamente moviendo espasmódicamente los brazos y flexionando levemente las rodillas. No se tocan, no se abrazan, no se apoyan, no hablan, ni siquiera gesticulan y si lo hacen, sus gestos quedan sepultados tras las gafas desmesuradas que junto al pelo pegado en la cara les cubren la totalidad del rostro. No son alienígenas (habría que ver), no son fanáticos de alguna secta religiosa, son pre-adolescentes, adolescentes y adolescentes tardíos bailando marcha. Sí, MARCHA. No me vengan con esas terminologías inventadas por algún gerente de marketing de una discográfica como Techno, House, Disco, Urban, Tribal-house, Trance, Ambient o Acid House. Otra denominación absurda es música electrónica. Pregunta I: si en el grabador de mi pieza (que funciona a 220V) hago sonar un cd de Nino Bravo ¿estoy curtiendo música electrónica?

En los tiempos de la histeria y la apariencia, en la ciudad del no-contacto, este no-tipo de música parece haberse afianzado. Y es lógico que así sea. No soy un especialista, ni un fanático del baile, apenas me las rebusco para no pasar papelones cada vez que hay que hacerlo pero creo que lo hermoso de la danza es el contacto físico, el intercambio de movimientos y la sintonía entre los cuerpos. Puede haber más o menos contacto, pero contacto cero… Ahí es donde aparece la histeria. Me luqueo, me produzco, me muevo, me muestro, insinúo pero de sexo ni hablar. El otro es un bulto moviéndose en la oscuridad. Cada uno en su mundo. Los nenes con los nenes y la nenas con las nenas. Muchachos/as: A ver si lo entienden. El único propósito del baile es llevar a tu pareja a la cama. Pregunta II: ¿se preguntarán en el boliche “vos venís a rebotar siempre acá”?

Otra de las cosas que no entiendo es el auge de los DJ´s. Ahora resulta que en vez de pasar música tocan y tienen una popularidad enorme. Existen hasta rankings mundiales y las fiestas se promocionan a través del dj de turno. A eso le dicen line-up y cada uno tiene su set. Hace no mucho más de diez años no encontrabas a nadie que supiera el nombre de más de cinco djs, es más, yo pensaba que el único en el mundo era DJ Deró que metía canciones en esos compilados que salían en diciembre bajo el nombre de “Verano del 95” por ejemploy se compraba siempre mi amigo Santiago. Hace poco, en Mar del Plata, una tarjetera (¿o debo decir promotora con flyers?) de Sobremonte me vendió el boliche diciendo “hoy toca Martín García” que fue como si me dijera “en el patio del boliche hay palmeras”. Pregunta III: ¿por qué carajo eliminaron los lentos de los boliches?No pretendo con esto determinar qué es la buena o la mala música, no soy capaz de decirlo. No tengo buen oído y la clave de sol que nos hacían dibujar en el comienzo del pentagrama en las clases de música siempre me salió deformada. La música que escucho es aquella que me transmite algo o me transporta hacia otro lugar. Y si la bailo esa motivación tiene que ser genuina. Si conocen a alguien que le guste la marcha (me encanta decirle marcha porque sé que a ellos no les gusta esta denominación) pregúntenle a cuántas fiestas electrónicas fue sin consumir las famosas “drogas sintéticas” (ver con el Dr. Miroli) o algún tipo de sustancia estimulante, incluido el vodka con speed que es la bebida que toman aquellos hombres a los que no les gusta el alcohol.

Por todo esto no resulta extraño que esta música calce perfecto como banda sonora de la película que vivimos. Tiempos de histeria, de seres superficiales estimulados artificialmente, del no-contacto y del fast-love. Habrá que unirse a ellos o ir al boliche con el cd de Nino Bravo…

martes, 15 de enero de 2008

Morro mágico


Vuelta del Morro, lugar mágico. Trataré de no caer en los lugares comunes de los blogs de viaje. No voy a hablar de precios, ni de excursiones ni de comodidades de los hospedajes ni a recomendar ningún lugar específico para comer ni daré ningún tip (¡qué mal me cae esa palabra!) acerca del Morro. Un amigo sostiene la teoría que la manera de vivir de los brasileños está determinada por las características geográficas de su país, de sus ciudades, de sus playas. Quizás esto dé para una análisis sociológico más profundo que estamos incapacitados de hacer, pero seguramente hay mucho de esto, aunque claro está, la teoría puede ser aplicada en el mundo entero.
El Morro fue un viaje que me agarró por sorpresa porque me sumé a último momento y siguió sorprendiendome allá. Por el lugar, por cómo la pasamos, por las personas que conocimos y por haber descubierto cosas nuevas en las personas con las que viajé (en otros posteos hablaré de ellas). Justamente ésa es una de las condiciones que lo hacen mágico: la capacidad de sorpresa permanente tanto a nivel geográfico (playas, rincones, recovecos, miradores, fiestas locas en lugares locos) como de experiencias vividas.
El Morro fue mucho más que esas playas interminables rodeadas de esa vegetación exuberante que posee la costa brasileña.Es mágico porque el tiempo no pasa. Estás inmerso como en un universo paralelo en dónde el tiempo se mide de otra manera. Estábamos en los primeros días de enero y temíamos regresar a la Argentina y que ya estemos en Marzo. Muchos podrán pensar “el tiempo no pasa porque estaban al dope tomando caipirinha en la playa”, por supuesto que algo de eso hay pero en el Morro todo se mueve y sucede leeeeento. Y está muy bueno que así sea. Es mágico porque te activa física y mentalmente, cuando entrás en su sintonía es difícil salir.
Decía que el Morro fue mucho más porque creo que lo que nos queda de los viajes más allá de todo, son esas situaciones cotidianas, personajes, apodos, esos códigos que se generaron en el día a día y que estarán siempre ahí para permitirnos reconstruir y recuperar este viaje que de alguna u otra manera nos marcó a todos. Juancho: tenías razón.
Nico, Gallego o Flanders: A vos te tengo que agradecer especialmente porque fuiste el que me invitaste (junto con Sucho) y el que me insistió para que vaya. Tengo que seguir los agradecimientos pero dije que iba a hablar más delante de los personajes con los que compartí el viaje…Seguramente seguiré escribiendo acerca del Morro, como primera entrega hasta acá está bien. Habrá que discernir entre material publicable y no publicable. Me costó elegir una foto, elegí la más clásica, la vista que teníamos desde nuestro lugar en la playa. Además todavía no me habilitaron los derechos de imagen los otros pasajeros así que prefería evitar futuras disputas legales. Tendré que pedir las respectivas autorizaciones.